Democracia Socialista

Venezuela avanza em la democracia participativa

Experiencia gaucha es viable en esfera nacional

UBIRATAN DE SOUZA

La práctica de la democracia participativa ha demostrado nuevos caminos para la calificación del proceso político, económico y social. Entre ellos, la participación y la movilización popular garantizan la gobernabilidad, la planificación participativa, la transparencia en la gestión y en el gasto público, sin corrupción, y al mismo tiempo abre un proceso de creación de una nueva cultura política con la construcción de ciudadanía y solidaridad. Además de posibilitar grandes avances en la gestión y en las políticas públicas, promueve la inversión de prioridades a favor de las capas populares y de los sectores de la economía popular. Son ejemplos de esta práctica política participativa y protagónica los Gobiernos Democráticos Populares (PT y Frente Popular) de Porto Alegre, por 16 años, del Estado de Rio Grande do Sul (1999-2002), Recife y otras gestiones participativas en Brasil y en el exterior, por medio del Presupuesto Participativo (OP) con la participación directa de la población, de los consejos de derechos, temáticos y sectoriales y de los movimientos sociales.

Ahora en Venezuela Bolivariana, la democracia participativa avanza y se desarrolla en la esfera nacional. Chávez tomó posesión del cargo en febrero de 99, en una conjuntura de crisis económica y social: caída en el precio del petróleo, que llevó el país a una profunda recesión, el precio del barril de petróleo, que en enero de 1997 era de US$ 21,91 cayó a US$ 8,74, en diciembre de 98. Con esta conjuntura económica y social desfavorable, el gobierno venezolano en la área política, tuvo, desde el inicio, la marca de la osadía. En una situación de descenso del movimiento social, Chávez priorizó la movilización social, a través de la participación y de la organización popular en la gestión de las políticas públicas y en las grandes cuestiones nacionales para transformar las viejas estructuras políticas.

Fue así, en la convocación y elaboración de la nueva Constitución Bolivariana y en la implementación de las políticas de desarrollo económico y social, donde se destacaron las Misiones. Además, incentiva a los gobiernos municipales a adoptar gestiones con participación popular y control social, como por ejemplo, el Presupuesto Participativo de Caracas.

Chávez tuvo la claridad política de que un gobierno popular debe ser inductor de la organización y movilización de la población, comprendiendo que la participación popular en las decisiones políticas nacionales, en el presupuesto federal y en las políticas públicas en general, es un elemento decisivo, constituyente y legitimador de un gobierno de izquierda que anhela transformar la realidad económica y social del país.

La nueva Constitución Bolivariana, de 1999, amplía derechos sociales y mecanismos de democracia participativa, directa y protagónica. Además de la gestión participativa, fueron introducidos referendos, que fueron usados tanto para convocar la Constituyente en abril de 1999, como para su aprobación en diciembre de 1999, y luego, para aprobar cambios en la estructura sindical en octubre de 2001. Fueron adoptados también los referendos consultivos para temas estratégicas, como la privatización del petróleo, los referendos aprobatórios para decidir sobre tratados internacionales (ej. Alca) y los referéndos revocatorios para todos los mandatos electivos. Este último, probado por el propio presidente Chávez, cuando la oposición conservadora hizo uso de este dispositivo constitucional y el gobierno fue reafirmado por 59,6 % de los votos de los venezolanos en agosto de 2004.

El gobierno revolucionario venezolano no se quedó solamente en la participación popular pura y simple, la combinó con una política de distribución de la renta y de parte del excedente productivo para las capas populares, a través de políticas públicas en las áreas sociales y en el desarrollo endógeno. La mayor expresión de estas políticas son los programas llamados Misiones, que desarrollan políticas públicas en las áreas de la salud, educación, habitación y desarrollo endógeno para una economía alternativa al mercado capitalista. Todo con movilización, organización y control popular. Los recursos para estos programas son oriundos de recursos del presupuesto nacional y de un fondo de desarrollo económico y social, creado con recursos de las ganancias de la estatal PDVSA (Petróleos de Venezuela S/A), de otras empresas estatales y de los recursos de los impuestos sobre las exportaciones de petróleo. Algunos ejemplos importantes: Misión Barrio Adentro en la área de la salud; Misión Robinson I, alfabetizó a más de 1,4 millones personas; Misión Robinson II, enseñanza fundamental; Misión Sucre, enseñanza superior para las capas populares; Misión Vuelvan Caras, densenvolvimento endógeno y alternativo al mercado capitalista; Misión Mercal, proyecto de abastecimiento popular estatal, entre otras misiones. (Vea ejemplo en el recuadro Misiones).

La Revolución Bolivariana desencadenó un proceso de socialización de la política y del poder, incluyendo a millones de ciudadanos y principalmente trabajadores del sector de la economía informal, que no tenían voz y que siempre estuvieron excluídos y, que ahora son protagonistas a través de la democracia participativa de un proceso de transformación y redistribución de la renta y del poder en la Venezuela de Simon Bolívar.

En este contexto histórico y político es que el gobierno de Chávez encontró fuerzas y legitimidad política para enfrentar varias tentativas de golpes de una derecha conservadora, retrógada y decadente apoyada por la política imperialista norteamericana.

Ubiratan de Souza es economista, fue Secretario de Presupuesto y Finanzas del OP-Rs (1999-2002), y Coordinador General del Despacho de Planificación (GAPLAN) del OP de Porto Alegre (1993-1998).