Darío Pignotti
El gaúcho Rossetto, cuadro del PT, integrante de la mesa chica de Dilma e interlocutor del gobierno, con el Movimiento de los Sin Tierra, califica el triunfo electoral de Rousseff como histórico mientras trabaja en el plan del nuevo gobierno.
Dilma Rousseff reservó pocas sillas en la mesa chica donde se decidieron los ejes de la campaña concluida el domingo pasado con su reelección. Uno de los cuadros petistas que forma parte de ese círculo es el ministro Miguel Rossetto, quien desde el lunes está trabajando en el diseño del próximo gobierno al que le esperan “batallas duras y tendrá el sello de Dilma, ella salió muy fuerte de esta elección histórica”.
“La derecha mediática y la partidaria están rabiosas, alimentan el odio contra la presidenta y contra el PT”, pondera munido de mate y termo.
El gaúcho Rossetto, ministro de Desarrollo Agrario e interlocutor del gobierno con el MST, dialogó con Página/12 en su despacho del comité de campaña en el centro de Brasilia, mientras los empleados quitaban los afiches y ordenaban los muebles.
–Usted coordinó esta campaña y participó en otras. ¿Es exagerado decir que fue la elección más reñida de la historia reciente?
–Sin ninguna duda, por eso digo que fue una victoria histórica y heroica de Dilma, por la forma como se comprometió en la pelea. Ella emerge con una enorme legitimidad de un proceso donde hubo un intenso debate programático… La presidenta se pronunció sobre todos los temas trascendentes de la agenda nacional. Se discutió desde el rol del Banco Central, donde los conservadores proponían la independendencia y Dilma la cuestionó con argumentos sólidos. Pero ella también asumió una posición clara sobre la función de los bancos públicos, la política industrial, el empleo, el derecho a la educación, a la salud, derechos civiles de las mujeres, de los jóvenes, los negros. Ella habló de la homofobia hasta de la política externa que raramente se toca en una campaña.
Es una campaña que dejó una herencia de politización de la sociedad porque el debate entró en la casa de los ciudadanos… y este proceso creó una dinámica favorable que va a perdurar durante el segundo mandato.
–¿El PT se reencontró con los movimientos sociales luego de cierto distanciamiento?
–Esta campaña rescató la participación de los jóvenes, recuperó el protagonismo de la calle, vimos cómo el PT se reencontró con la calle, tuvimos actos masivos de 100 mil, 50 mil personas. Viajé mucho con la presidenta y pude ver la alegría del pueblo, de los movimientos sociales, de una sociedad organizada que fue capaz de derrotar el grito de las elites. La sociedad dijo que después de tres gobiernos del PT quiere que en el próximo haya más cambios, pero dejó muy claro que las críticas no significan dar un giro a la derecha ni desmontar las conquistas. Nosotros llegamos a estas elecciones con conquistas extraordinarias logradas a través de una revolución silenciosa: hoy tenemos un país que salió del mapa del hambre publicado por la ONU, con casi pleno empleo, la renta del salario mínimo tuvo un aumento del 72 por ciento en 12 años, creamos 21 millones de empleos.
–¿Esa movilización será encauzada para respaldar la reforma política?
–Vamos a trabajar para que haya una reforma política en serio, es la gran prioridad de la presidenta. Esa reforma se realizará a través del diálogo con la sociedad movilizada, para mejorar unas estructuras políticas que están superadas. Un tema central será suprimir el financiamiento empresarial de las campañas electorales porque esa es la vía que alimenta la corrupción política, son sumas altísimas de dinero que secuestran a la democracia. La reforma política también nos permitirá cambiar la estructura institucional, queremos acortar la distancia entre el Estado y la sociedad, la presidenta ha dicho que quiere un gobierno que se abra a la sociedad porque esto nos asegura transparencia y eficiencia. Es positivo que haya una presión social permanente sobre la estructura gerencial del Estado. Este segundo mandato trabajará para profundizar la república. Desde el domingo a la noche, en su discurso de la victoria, ella está llamando al diálogo a partir de esta agenda de transformaciones.
–¿Lula tendrá más participación en el próximo gobierno de Dilma?
–El presidente Lula siempre es bienvenido, él tiene un liderazgo extraordinario, el compañero Lula sigue siendo un personaje extraordinario, es el mayor líder de nuestro partido y tuvo un papel fundamental en el proceso electoral que desembocó en la reelección de Dilma. Sin dudas que su participación fue fundamental. El presidente Lula es un gran líder político que está en contacto permanente con la presidenta Dilma, entre ellos hay una relación de enorme confianza, lealtad y compañerismo político.
–Dilma habla de diálogo pero la oposición lo rechaza. ¿Teme un gobierno sacudido por crisis políticas?
–En estas elecciones hubo una polarización dura, es importante tomar en cuenta que esta campaña fue la cuarta derrota consecutiva del PSDB (Partido de la Socialdemocracia Brasileña) ante el PT. Ambos representan dos proyectos de país claramente opuestos. La memoria política de la sociedad brasileña ya identifica muy bien a estos dos grandes bloques, el del PT democrático y popular y el PSDB liderando el campo conservador.
La radicalización que se ve en éstos nos señala que la disputa política va a seguir durante el gobierno de la presidenta Dilma, pero no creo que ellos puedan instalar un clima de desestabilización o de “tercer turno”.
La oposición partidaria hace mucha espuma, pero la verdad es que está muy frágil, su agenda neoliberal fue la gran derrotada de estas elecciones.
Fíjese en un dato: durante la campaña, Aécio Neves (candidato del PSDB) nunca hablaba directamente de privatizar, ni de afectar los derechos sociales, porque la derecha es incapaz de presentar claramente cuál es su proyecto. La derecha tiene un programa clandestino porque si lo muestra sería defenestrada.
–Hay sectores que evocan a la derecha venezolana por su extremismo.
–Una buena parte de los medios y de los partidos del polo conservador quisieron venezolanizar la campaña, pero se equivocaron porque Brasil no es Venezuela, acá no hay un Hugo Chávez, ésa es una diferencia importante. Esa polarización a la venezolana, con llamamientos a desestabilizar, con gente que habla de impeachment, está liderada por los medios, que son los que organizan el discurso conservador. Los medios son el principal partido de la derecha. Pero aun así yo no digo que hay medios golpistas en Brasil, diría que son medios con un discurso radical de deconstrucción del gobierno, y esto se asocia a las elites económicas, a parte de las clases medias y los partidos conservadores, y todo esto compone un bloque político realmente fuerte. Pero este bloque no llega a ser la derecha venezolana porque la sociedad brasileña no se amolda a esa forma tan radicalizada, las estructuras políticas y las instituciones brasileñas son distintas de las de Venezuela. Los conflictos de clases, los conflictos regionales brasileños son diferentes, acá hay un Estado más legitimado, hay una república más organizada.
–Un bloque conservador envalentonado porque perdió por sólo el 3,3 por ciento.
–Sí, ellos se apoyan en ese argumento de que la derrota que sufrieron fue ajustada, y es cierto que perdieron por poco, pero perdieron.
–¿Cuánto influyó el escándalo de la revista Veja en el crecimiento de Aécio en los dos últimos días?
–El jueves 23 (octubre) Dilma estaba en una fase de crecimiento, todas las encuestadoras decían que se estaba despegando entre 7 y 10 puntos de Aécio y anticipaban que iba a ganar con tranquilidad el domingo (26 octubre). En ese momento, con Aécio casi derrotado, sucede esta maniobra delictiva de la revista Veja que indudablemente influyó en contra de nosotros.
Publican un artículo sin ninguna base real con acusaciones contra Dilma y Lula, un montaje que se orquestó con el PSDB para impedir el triunfo de Dilma de forma fraudulenta. No olvidemos que esa revista sale los sábados y esta vez comenzó a circular el jueves en Internet, fue algo atentatorio contra la democracia, porque simultáneamente se distribuían miles y miles de tapas de la revistas que, de hecho, eran panfletos a favor de Aécio, cuando ya no se podía hacer campaña porque había comenzado la veda que ordena la ley electoral. Entonces tenemos que la noticia falsa contra Dilma seguía amplificándose con el apoyo de la mayoría de los medios, y después se sumó el apoyo fundamental de la TV Globo y el Jornal Nacional (noticiero de ese canal). Después de este atentado a la República creo que tenemos que realizar un debate nacional sobre los medios, una reflexión que articule el derecho a la información y la defensa intransigente de la libertad de prensa, así como evitar todo tipo de censura. Creo que tiene que haber una discusión amplia con la participación de la sociedad, y el punto de partida será esta manipulación criminal de Veja.
Artigo publicado em Página 12.
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