ANÍBAL CABRERA ECHEVERRÍA
1. De qué estamos hablando?
Una plataforma consiste en un espacio articulador, conformado en torno a un tema especifico, o compuesto por un colectivo de la sociedad que tiene por objetivo reivindicar la situación de dicho sector, en vista a la reclamación de sus derechos; puede ser cualquiera de éstos tipos de aglutinaciones o, en algunos casos, ambas a la vez. La configuración de tal espacio dependerá del grado de conciencia y de maduración de la reflexión que hayan alcanzado los actores que la integran.
1.1 Qué implica subirse a una?
Ser parte de un espacio de articulación de entidades asociativas supone un derecho y al mismo tiempo un compromiso; participar e incidir en el diseño de las políticas que de forma directa o indirecta afectan al sector, y presentar alternativas a los problemas de este colectivo, son algunas de las responsabilidades; lo cual requiere muchas veces una gran capacidad de negociación a fin de conciliar los intereses de cada integrante.
1.1 Qué incidencia territorial tienen?
Esto depende del ámbito en el que se desenvuelven, pueden ser local, regional, nacional, continental o internacional. Pero según el caso, se convierten en un contra peso de alguna estructura ya existente, sea Gubernamental, o de la Sociedad Civil. Por ejemplo, el FLAJ (Foro Latinoamericano de Juventud), es el contra peso o contraparte de la OIJ (Organización Iberoamericana de Juventud); el primero corresponde a los intereses de la Sociedad Civil y el segundo a las Oficinas Nacionales de Juventud, dependientes de los Estados de Iberoamérica (América Latina, Portugal, España, y Andorra).
1.2 Diversidad y recreación
Las plataformas estructuradas son variadas en Latinoamérica, como en el mundo, existen un sin fin de formulas y modelos, que se van reinventando según el paso del tiempo y el cambio de las necesidades y los objetivos. Sin embargo es necesario decir que un referente en este tema es el CJE (Consejo de la Juventud de España), quien a lo largo de estos años ha jugado un papel importante en materia de trasferencia de aprendizajes a países del mediterráneo y a nuestro continente. En Centro América tenemos al Consejo de la Juventud de Nicaragua, que luego de varios años de trabajo ha logrado ser un actor importante en el desarrollo de Políticas de Estado en materia de juventud en dicho país, llegando a contar con presupuesto público y cooperación de diversos sectores, sin perder su autonomía organizacional. En igual medida es importante mencionar tambien al Consejo de la Juventud de Panamá, que en la misma línea del anterior país, en los últimos años a conseguido capitalizar recursos de cooperación de Agencias del Sistema de Naciones Unidas, convirtiéndose así en un referente en materia de trabajo ínterasociativo.
1.3 convicciones que mueven a las plataformas de juventud
Los objetivos de creación de estos espacios son variados, pero en general tienden a: “Propiciar la participación de la juventud en el desarrollo político, social, económico y cultural.” Teniendo una serie de valores entre ellos “la participación democrática y plural, como medio para ejercer la plena ciudadanía en la sociedad, el compromiso social, la igualdad de oportunidades, el diálogo y el respeto a la diversidad en su más amplio sentido”.
Así tenemos que las plataformas de juventud tienden a ser de carácter pluralista, fomentando la reflexión y el intercambio de ideas, y experiencias entre las distintas sensibilidades e ideologías que configuran la realidad de las asociaciones juveniles. Tambien trasladan propuestas, reivindicaciones y denuncias que surjan del interior del espacio, hacia afuera, tanto al Gobierno, a los agentes sociales, como a los medios de comunicación; todo ello encaminado a dar alternativas de solución a los problemas, inquietudes y aspiraciones de la juventud, a obtener respuestas para mejorar la calidad y las condiciones de vida de las personas jóvenes, y de la comunidad.
Otra de las características de dichas plataformas consiste en que como estructuras de participación tienen una profunda labor representativa, crítica y reivindicativa, todo lo cual permite ir consolidando el espacio, convirtiéndose en un interlocutor válido de los intereses de la juventud y, a la vez, posibilita ir conquistando espacios de actuación. Por tanto, la plataforma genera nuevos soportes desde los cuales las personas jóvenes dejan de ser simples espectadores para convertirse en protagonistas; pero esto no ocurre de la noche a la mañana, se construye cada día, pasando de la reflexión a la acción.
2. Invisibilidad de algunos patrones de participación juvenil en la democracia
Las personas jóvenes participan en varias actividades e instancias, muchas veces, una persona realiza acciones en más de un lugar, asociaciones deportivas o recreativas. También, es frecuente que la gente joven asista a algún grupo juvenil de oración o encuentro, ya sea en la Parroquia que le quede más cerca, o a una donde van sus amistades, o bien pertenecen al Movimiento Juvenil de una Congregación Apostólica a la que su familia va tradicionalmente. En ocasiones, desde miradas externas, todo esto no se reconoce como espacios de participación, pues es visto solo como un acto de fe, o un ritualismo puritano, puede ser tanto uno u otro; pero el caso es que desconocer la capacidad de convocatoria que tienen las religiones, sean cuales fueran, es un desconocimiento de la realidad juvenil. Ahora bien, es interesante observar los contenidos de dichas reuniones, muchas veces armadas por adultos, pero operadas por las mismas personas jóvenes; verificar el perfil de las personas jóvenes, el tipo de formación y liderazgo que poseen al salir de estas instancias. En cuanto a las deportivas o recreativas, los niveles de convocatoria en general son masivos, y los espacios de discusión o reflexión se limitan al activismo, salvo escasas experiencias en acciones voluntarias de asistencialismo.
En relación a otros espacios de socialización, sean socio-culturales, vecinales, etc., la convocatoria es poca, en ocasiones si las hay, no son serias, y muchas veces, por más que se diga que a las personas jóvenes no les agrada la institucionalidad o lo muy estructurado, cuando las pautas no son claras y las reglas de juego aéreas, la inacción gana de nuevo terreno en este colectivo. Haciendo una rápida observación, en los últimos cinco años han aumentado los grupos que reducen su acción al campo comunitario, y los aprendizajes de los mismos se van trasladando a sus pares, tomando el papel de agentes multiplicadores que colaboran en replicar las experiencias, convirtiéndose hasta en ocasiones en mentores de nuevos grupos, conformando redes de articulación, a fin de coordinar acciones, tal es el caso de la Red Ribereña de Organizaciones Juveniles, en el cinturón de exclusión de Asunción, en las orillas del Río Paraguay.
El parámetro de medición sobre la participación juvenil utilizado en años anteriores, en la actualidad esta un tanto desencajado; los años 60 al 80, según la realidad de cada país de Latinoamérica, han sido marcados por las dictaduras, en donde los movimientos surgentes eran en reacción – contestación de las formas de gobierno de la época, el frente tenia un discurso casi único de obtención de libertades; luego, con el advenimiento de la democracia, las voces se han disgregado, dando paso a nuevos tipos de demandas, acerca de por qué protestar, reivindicarse u organizarse; según sean las situaciones y las realidades, este factor es pocas veces tenido en cuenta al momento de analizar los bajos índices de participación joven en espacios socio-políticos actuales. Tambien es importante mencionar que muchos movimientos sociales están compuestos por una gran cantidad de jóvenes, pero no se ven como un colectivo dentro de estos grupos, pues las demandas entorno a las que se articulan traspasan las fronteras de la edad, tal es el caso de los movimientos campesinos e indígenas, en Perú, Paraguay, Ecuador, y Bolivia.
3. Movimientos y lógicas internas: jóvenes estratégicos, jóvenes revolucionarios?
Se entiende por Movimiento Asociativo Juvenil (MAJ) a todas aquellas formas asociativas que tienen como protagonistas a las personas jóvenes en su calidad de asociadas, de usuarias / beneficiarias y / o de responsables; es decir, asociaciones juveniles, estudiantiles o secciones juveniles de entidades más grandes, ya sean sindicatos, iglesias, cooperativas, asociaciones de productores, afrodescendientes u otras instancias organizativas; así también aquellas plataformas integradas por el MAJ cuyo ámbito de actuación son territorial o tienen como temática central a la juventud.
La sinergia provocada por las reacciones o reflexiones van dando lugar a la emergencia o reactivación de movimientos juveniles; con está dinámica existen en Latinoamérica grupos asociativos que se constituyen en espacios más formales, que surgen por descontentos, enfrentamientos o divisiones, dando lugar organizaciones manejadas por jóvenes con incidencia en los diversos planos de la sociedad. Esta recomposición constante se da casi de forma espontánea, como tambien se da el recambio generacional de las personas que lideran dichos espacios.
3.1 Mecanismos que impiden el protagonismo juvenil y el planteo de abrir las miradas.
Hay mecanismos y actitudes que intentan restringir o hasta negar, o ya neutralizar la participación social y política de la juventud; esto se tanto interna como externamente al MAJ, situación que incide de modo negativo en la autonomía de las plataformas.
Es importante puntualizar que en muy pocas ocasiones las personas jóvenes tienen una visión de articulación con sus pares, pues el sesgo de la competencia hace que no se puedan unificar criterios, olvidándose por completo que la base, fundamento o filosofía de la acción / reflexión es un mismo sujeto, la persona joven. Claro que sin mezclar, pues una cosa son las vertebraciones de instituciones que tienen programas o proyectos destinados a jóvenes que actúan sobre la base de su propio interes / beneficio; y otra, muy diferente son los espacios donde las organizaciones dirigidas y pensadas por / para jóvenes, se juntan en torno algún tema; está claro que son estos últimos quienes tienen el papel de representación del sector juvenil, con la suficiente autoridad para elevar la voz para alguna reivindicación.
Esto en ocasiones entra en un plano paradójico, pues el discurso institucional-político de las organizaciones adultas difiere con sus prácticas, siguen los mismos esquemas estatales, a través de los cuales, ven al joven como un objeto, sin capacidad de reflexionar sobre la situación en que se halla; llegando al punto insostenible de competir con las personas jóvenes por espacios de representación y protagonismo que le pertenecen solo a quienes son jóvenes.
3.2 Depositarios o generadores de políticas?
Por un lado, en los últimos años ha surgido el enfoque que pone a las personas jóvenes como “actores estratégicos del desarrollo”, lo cual implica una gran responsabilidad, aunque otorgada y no asumida por la gente joven. Desde esta interpelación, es verse desde ahora como protagonistas del mercado laboral, del mercado económico, del mercado productivo, de la revolución tecnológica, pero están en condiciones de asumir tal rol?, o tan solo se les otorga para que la carga de las decisiones tomadas se torne un tanto leve? Este juego de palabras conlleva a mucha confusión, pero de hecho es allí donde esta el / la joven, en la más absoluta confusión; y es que en esta dialéctica inventada por una cultura impuesta, donde se fraccionan más las etapas de la vida, de niñez a adultez, en nuestros orígenes “primarios”, ahora se deben pasar por la adolescencia (donde se adolece de todo) y la juventud, en una prolongación sin sentido de los pasos de la vida; por ello es necesario atender los últimos datos en cuanto a la iniciación sexual, menstruación y embarazo, las edades ha descendido de nuevo a los niveles aceptados con anterioridad, pero que espantan a la moral de la sociedad en la actualidad.
Dejando de lado el mareo, y siguiendo con la realidad cotidiana; está claro que es importante la participación juvenil en la vida de la sociedad, puesto que son parte de ella, pero en ocasiones no suelen estar a tono con las pautas comunes que se les otorgan, y son discriminados. Pero la gente joven debe contar, no solo por la cantidad poblacional que representa, también por la vitalidad que posee. Ahora la duda existente es si se han visto así mismos como actores estratégicos?, y si tienen la capacidad de desempeñar dicho papel?, o acaso es una imposición más que se ofrece como receta mágica desde una lógica adulta?
Hay que considerar que cuando se habla del carácter revolucionario de la juventud, dicha afirmación da más un aire de resentimiento social, que se queda en negativismo a todo cuanto existe y se propone, así algunos grupos que fungen ser asambleístas por su forma horizontal de tomar decisiones, consiguen volverse anárquicos, promoviendo una sola línea de pensamiento, y al no compartirla, se vuelven excluyentes, estas prácticas contradictorias que se dan en ocasiones al interior de las organizaciones, pero también se reflejan en la relación que estas tienen en espacios donde se intentan concertar acuerdos sobre la problemática diaria de las personas jóvenes, dejan muchas veces perplejos a quienes observamos la actuación de este colectivo de la población.
4. Experiencias y peligro.
Esta claro que son pertinentes las plataformas de juventud, sean como se llamen en cada lugar del planeta. Ahora queda por definir los modelos existentes, no como tipos ideales construidos, más bien deben ser vistos como experiencias de trabajo a ser tenidas como referencias. Un elemento interesante a tomar en cuenta es que las plataformas respondan a la realidad, que surjan desde las bases, que sean una conjunción de criterios donde no prime un único pensamiento y una misma visión, ni mucho menos gire en torno a una sola persona u organización..
En cuanto a la idea de corporación, que no se tiene en Latinoamérica, es interesante detenerse a pensar sobre sus implicancias, se puede, y de hecho se tiende a caer en un comportamiento elitista, lo cual en el buen sentido del significado está bien, pero en ocasiones lleva al clasismo, como ocurren en algunos países de Europa, donde estos tipos de espacios no aterrizan en la orbita terrestre hallándose muchas veces en una dimensión irreal, promoviendo una ciudadanía joven de primera, frente al resto de quienes no cuentan con las mismas oportunidades de participación.
La articulación, fortalecimiento y consolidación son estrategias vitales que deben ser implementadas al interior del MAJ; pero no es suficiente hacerlo a pulmón. El deterioro que genera este tipo de espacios es muy grande, el único logro que se obtiene es llevar al desgaste absoluto a las personas líderes, y a que las asociaciones juveniles las vean como una competencia que actúa por si sola, y encima les roba militantes con amplia experiencia y capacitación, quienes son muy pocos y se tarda tiempo en su formación.
4.1 Hacia parámetros de trabajo diferentes.
Pensar lo absurdo, lleva a actuar sobre lo obvio, en varias actividades se conversa sobre la necesidad de realizar acciones concertadas que emanen de las personas jóvenes y sean ejecutadas por las mismas. Pero hasta que punto los gobiernos locales y nacionales, las instituciones privadas y la misma cooperación internacional hacen esto?. En un evento internacional desarrollado en Asunción, en el 2004, denominado “cumbre de juventud”, quienes eran jóvenes reales no llegaban al 10% entre los participantes, capaz algunos de los que leen este paper estaban presentes, pero sin animo de ofender, eran todos de la vieja guardia, claro que muy pocos se ubicaban en un rol de facilitación del proceso; sin ser ingrato con los organizadores de aquella actividad, es a ese tipo de eventos que la juventud organizada esta cansada de asistir, donde se les utiliza para legitimar documentos, que son puestos de excusa para otros motivos, y en donde se gastan miles de montos impensables. No se imaginan la cantidad de acciones que una organización comunitaria podría desarrollar durante todo un año con el 1% del presupuesto destinado a ese tipo de eventos.
4.2 La distancia entre los diagnósticos y los decidores.
Los discursos sin contenidos, que ayudan a apuntalar lo establecido y a no generar una conciencia de cambio social deben concluir, basta de consultorías que dicen lo mismo de siempre; se realiza el análisis de lo analizado, el estudio de lo estudiado, hasta cuando se va seguir gastando en desarrollar materiales que poca gente lee, e incluso quienes lo hacen y deben tomar las decisiones para rectificar rumbo, no entienden lo escrito por falta de lectura comprensiva mínima; o por que la política partidaria y sus intereses personales no le dejan trabajar en Políticas de Estado, que trasciendan gobiernos.
4.3 La hora de los reconocimientos.
Las redes de vertebración socio-político, sean del nombre que tengan (Mesas, Consejos, Coordinadoras), permiten hacer visualizar el tema juventud, convirtiendo los espacios en canales válidos de interlocución, obviamente no representara a todo el universo juvenil, pues como sabemos no se puede tener ese privilegio, pero esta claro que no se pretende representar a la diversidad de la población joven, más bien es necesario acotar que el lugar ocupado es por las personas jóvenes organizadas, no creando diferencias con los que no lo hagan por alguna determinada razón; pues al fin al cabo las reivindicaciones conquistas benefician a toda la población joven.
Entender en esta fracción de tiempo y espacio, las diferencias entre el mundo adulto-céntrico y el mundo joven, radica en la expectativa ante la vida, es lo más complejo que pueda haber; pero por más separadas que se hallen las lógicas del pensamiento en ambos casos, no se niega que el trabajo de interacción entre ambas franjas de edades debe darse, desde un punto de partida de plena confianza, comunicación e implicación en el proceso de conformar / consolidar / concertar esfuerzos, que tengan como motor las diversas dinámicas y realidades del universo joven.
Las organizaciones juveniles, y el movimiento asociativo juvenil en América Latina han demostrado en los últimos años que realizan labores impresionantes, que con voluntad increíble las brigadas de voluntarios trabajan en diversas acciones en diferentes puntos del mapa geográfico de nuestros países. Es hora de ser reconocidos, no con una retórica absurda de mero capital social, en vistas de nuevas propuestas para paliar la pobreza, sin responsabilidad de los Estados, es decir, las políticas sociales de corte neoliberal. El impulso esta dado desde hace tiempo, no es necesario querer buscar a quien sabe usar y prender la pólvora; es tiempo de que las personas jóvenes sean vistas como contrapartes efectivas en la implementación de planes, programas y proyectos, sean estos productivos, educativos, etc. Hay que decir basta a la utilización de jóvenes como parte del decorado, o intentar instrumentalizarlos con fines antagónicos.
También es momento que los gobiernos observen a su población mayoritaria, no como un estorbo, más bien como socios del presente, dando lugar a Políticas Públicas de Juventud efectivas, que se hallen garantizadas por leyes acordes a las necesidades reales, y no a un ideario de obtención del poder para reivindicar el partido político que se halla de turno al frente del Estado; y este que en la actualidad de un remedo del “de bienestar”, no se ubica en el contexto del mercado que actúa bajo una lógica contrapuesta.
No hace falta ser explícito, pero siempre es importante mencionar, que lo dicho en líneas precedentes no intenta recoger verdades absolutas, es una propuesta de abordaje al tema a fin de ser discutido con más profundidad. Bueno, esto queda por acá, y seguimos.
Aníbal Cabrera Echeverría Coordena el CEPJO, Centro de Promoción Joven – Paraguay e és parte del FLAJ, Foro Latinoamericano de Juventud.
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